Sostenibilidad, un desafío de autodisciplina

Sostenibilidad, un desafío de autodisciplina

La Tierra, ese cuerpo celeste flotando en el espacio, un minúsculo grano de arena resultado de una serie de casi imposibles sucesos, que guiados por la inconsciencia de la materia inerte terminaron formando vida, como si se tratara de un accidente lógico. Este planeta ha necesitado más tiempo del que somos capaces de comprender para llegar a lo que hoy conocemos, y aunque nuestra existencia no es más que un suspiro en su largo andar, en poco tiempo hemos sido capaces de dominar lo que nos rodea, y no siempre para bien.

Buscar la sostenibilidad es apuntar al más decisivo cambio de hábitos de la historia reciente, deconstruir todo lo que dábamos por sentado y reiniciar nuestro cerebro en modo de empatía con nuestra propia supervivencia. Sabemos que habrá consecuencias, y aunque decimos estar conscientes, ¿acaso estamos genuinamente dispuestos de renunciar a la idea que nos han vendido de comodidad? Basta con poner atención un momento para sobrecogerse con el despilfarro en el que nos regodeamos, esclavos de las últimas tendencias, del siempre más, de la necesidad de satisfacer ciertas necesidades que ahora parecen tener un carácter de vida o muerte.

Sabemos que habrá consecuencias, pero ¿qué hacer? Si una sociedad aspira a cambiar algo de manera perdurable, tiene en la educación su herramienta más útil. La educación permite articular a todos los miembros de una comunidad en un mismo objetivo, ya que por naturaleza no hace distinción entre lo que nos hace diferentes, si no que refuerza aquellas características personales que suman en el trabajo en equipo. ¡Nosotros podemos, todavía podemos! Y es así como, en concordancia con el vínculo que hace todo posible, el camino de mi actividad profesional me ha traído a un lugar donde colaborar con un grupo de personas que saben que no es tarde aún, es la regla, el Colegio Johannes Kepler. Las aulas son el bastión desde el cual libramos nuestra batalla, y esto me ha permito evidenciar de primera mano las ventajas de trabajar con jóvenes creando una forma diferente de relacionarnos con el medio ambiente. La tecnología diseñada para cuidar el medio ambiente va de a poco convirtiendo a nuestro campus en un lugar auto sustentable, y aún más importante que eso, ocupamos el sitio de un modelo a seguir.

Detente a pensar por un momento, todo lo que necesitas saber para darle la oportunidad a las futuras generaciones de tener un hogar está al alcance de tu mano, lo único que necesitas es querer hacerlo, levantarte cada mañana con la consigna de cambiar tus hábitos, y convertirte en un miembro más de este gran escuadrón verde. La vida es un milagro del que cada uno de nosotros es responsable.

Roberto Prócel

Docente de Ciencia y Biología

Colegio Johannes Kepler